miércoles, 26 de mayo de 2010

25 de mayo 010, martes.

Estuve desde la mañana temprano esperando que llegara el camión de saneamiento de la IMM para que destapara la cámara que conecta la cámara de la casa al colector.

  Por suerte, pude escaparme un rato cuando apareció Ale, que se quedó mientras yo acompañaba a Irina a Bellas Artes. Fuimos a eso de las once. Por supuesto, no había nadie en la sala de audiovisual. Nunca le embocaré a los horarios en esa facultad. La  chica que nos atendió dijo que si estaba el archivo, seguro que no habría problema en hacer una copia. Volví a casa y seguí esperando a la IMM.

 Cuando pasan estas cosas (las cosas que tienen que ver con el mantenimiento de la casa, paso al tema anterior), pienso que preferiría vivir en un apartamento, donde alguien –y seguro que yo no sabría quién es- se ocuparía de todas esas tareas embolantes. Los temas sanitarios, mantenimiento de pinturas –así estamos, me ocupo yo-  mantenimiento de azotea, de la chimenea, de los desagues pluviales, de las fumigaciones, del veneno contra las ratas, del jardín –aunque eso me gusta. Y no tener estufa a leña, porque hay que encargar leña, estar el día que la traen –como todos, nunca saben a qué hora vienen. Hay que estar todo el día en la casa, esperando. También hay ue decidir dónde la ponen, ver que la ordenen, entrarla para la estufa...

Después que los inconvenientes pasan, se me pasa el embole, digamos que bastante rápido y prefiero vivir en casa y no tener vecinos en un edificio. Eso debe de ser terrible. Capaz que es peor. Solamente unos meses viví en un apartamento y sentía que alguien del apartamento de abajo golpeaba el piso con un palo –de escoba, supongo- para que bajara el volumen de la música. Y de madrugada escuchaba a los vecinos del piso de arriba que se peleaban y la nena lloraba y golpeaban puertas. Horrible.

Bueno. El camión de la IMM nunca llegó. Entonces el martes será otro día esperando al camión, con la cuadrilla –supongo que de cuatro. Uno maneja –no puede hacer otra cosa: es chofer. Otro controla, es el jefe. Otro mira, será el mirón? Otro alcanza los instrumentos, y otro, por fin, trabaja.


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