viernes, 29 de enero de 2010

28 de enero 010, jueves.

Nos levantamos tempranísimo y salimos para Montevideo después de desayunar. Le cebé mate a Julio hasta que me quedé dormida, creo que después del primer peaje. Llegamos a casa, le abrí la puerta a Gloria cuando sonó el timbre, y me tiré en la cama, estaba super cansada. Dormí hasta el mediodía. Fue un día demasiado caluroso. No fui a bañarme a las rocas, no tuve ganas de salir de casa, en casa está fresco.

miércoles, 27 de enero de 2010

27 de enero 010, miércoles.

Cumple de María! Y baños varios en Punta Colorada!
Fueron Marcelo y Daniela, y Seba. Y Enrique y Valentina.  Y estábamos mami, Jotita, Jota, Carmen y yo. Asado, ensaladas con productos de la quinta y torta de queso y frutillas. Cuando me iba a dormir na merecida siesta para digerir sin inconvenientes, llegó Julio. Después de los saludos, nos fuimos a la playa. Buscamos un lugar que nos sedujera para bañarnos, primero Punta Negra, la Playa Brava de Punta Colorada, hasta que terminamos en las rocas frente a la casa que era de tía Corina. Es el mejor baño. Había algunas aguas vivas, y adolescentes zambulléndose de la roca alta, como nosotros antes. Un pescador aburrido que prefirió bañarse con nosotros. No daban ganas de salir del agua. De noche salimos con mami y fuimos a comer mejillones frente al puerto de Piriápolis. La atención ** siendo generosa. Pero la noche estaba super linda.

26 de enero 010, martes.

Fuimos temprano a Maldonado, en el camino vi otra heladera gigante –como las del verano pasado, nos siguen invadiendo, paranoias descartadas- flotando como un gran adefesio sin gracia alguna –¿ergo, desgraciado?-
frente a la isla Gorriti. Más tarde me encontré con Sofi y con Norma, la médica amiga de Elena que estudia medicinas alternativas. Una genia.
Charlamos largo rato con ella, casi tres horas. Después me fui a la playa con Ele, el agua estaba espectacular, se había enfriado y estaba super salada y transparente. La heladera gigante estropeaba el paisaje. Intenté mirar la isla y los veleros y considerar el mastodonte transparente, pero no lo logré.

25 de enero 010, lunes.

Las Flores. Hacía tiempo que no iba por la casa de Cecilia. Pero mucho tiempo. Cuando éramos adolescentes pasamos unos cuantos veranos por esos balnearios, Las Flores, Playa Verde, Punta Colorada. Y Cecilia,  su hermano Arturo y sus padres pasaban las Navidades con nosotros, en la casa del Prado. Cecilia es como una prima. A la que veo poco.


24 de enero 010, domingo.

Enrique quedó en venir a la chacra a comer un asado con Valentina. A eso de las once nos fuimos a la playa con Jota y Juanjo y Carmen. A darnos un baño rápido, a una playa que es la extensión de Portezuelo pero no me acuerdo el nombre, que queda enfrente de la chacra. Es un nombre en inglés y mi reflejo habitual es olvidar los nombres en inglés. Lo mejor, como siempre, el agua. Aunque justo estos días no está per-fec-ta. No demasiado salada, no muy fría, medio tibiona. Creo que llueve mucho por Argentina y Brasil, y claro, la lluvia de la Cuenca del Plata la recibe toda el Río de la Plata. Extraño un poco el agua más fría y más salada. Pero igual disfruto.


23 de enero 010, sábado. Luna en Cuarto Creciente.

Sofi  y yo decidimos partir hacia el este. Nos levantamos temprano y nos tomamos un ómnibus. Yo me bajé en la chacra –me estaban esperando en la ruta- y ella siguió para Punta del Este.
Mi madre tuvo que ir al supermercado a Piriápolis y me quedé en la playa, me moría por meterme en el agua. Caminé un rato, miré la gente, los cuerpos bastante normales y pensé que en las playas de Punta del Este solamente se ven cuerpos lindos según el canon de belleza imperante. ¿Dónde se meterán los gordos, los gorditos, los enclenques, los arrugados, los deformes que van a Punta del Este?  Luego de esforzar mis neuronas en una meditación tan profunda, floté otro rato.