lunes, 24 de mayo de 2010

20 de mayo 010, jueves. Luna en Cuarto Creciente.

Apenas entré a la cocina, un moscón odioso zumbó alrededor de mi cabeza. Mi cara todavía estaba fruncida por el sueño y el embate feroz de la luz al salir de mi dormitorio, y el moscón contribuyó a que el fruncido se acentuara. Pensé “a este, lo voy a asesinar” y recorrí la cocina con la mirada buscando el matamoscas, con la esperanza de que no estuviera escondido como siempre está todo lo que es buscado en mi casa. Encontré el matamoscas sin mucho sacrificio. Es rojo y estaba sobre el freezer blanco. El moscón no paraba de zumbar alrededor de mi cabeza, se golpeaba contra la ventana, la puerta, se paraba sobre los platos sucios de la noche anterior. En el momento en que yo me acercaba con todo el sigilo posible, el muy astuto seguía volando con su bzzz bzzz bzzz impertinente y se escondía en algún lugar oscuro para que yo no pudiera aplastarlo. Yo caminaba de arriba a abajo por la cocina, de la puerta a la otra puerta, a la ventana, a la mesa, gesticulando con exageración con los brazos para lograr que el bicho saliera de su escondite. Cuando lograba hacerlo salir, de nuevo  empezaba con el bzzz bzzz bzzz desquiciante. Revoloteaba por la cocina como si fuera hermoso. Me apoyé contra la mesa e intenté quedarme inmóvil. “Que se crea que soy un mueble”, pensé. Él se dedicó a descansar del vuelo entusiasmado y yo pensé que no me gustaría nada reencarnarme en un moscón, si es que hay reencarnación. "Si existe la reencarnación", pensé, "este pobre insecto podría ser mi abuela, o mi padre". Me pareció que el moscón quería decirme algo. "Y si es mi tía, la odiosa? Ella sí podría ser, ella puede haberse reencarnado en un moscón o en una cucaracha". Me imaginé a mí misma siendo moscón y revoloteando alrededor de mis nietitos o de mis hijos y que ellos me persiguieran con un matamoscas –encima un matamoscas de plástico-  para aplastarme, y que me aplastaban y me despanzurraba como un moscón aplastado. Abrí la puerta y las ventanas de la cocina. El moscón huyó velozmente.

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