No cargué la batería. Amaneció lloviznando. Me levanté con un gran ímpetu, resuelta a limpiar la heladera. Estuve 3 horas, pero quedó brillante. Ahora no dejo que nadie ponga sus sucias manos sobre ella, decreté que se lave todo lo que se vaya a guardar, hasta los huevos. También lavé el piso de la cocina. Ahora nadie puede caminar por la cocina. Je.
De tarde me recosté en el sillón a mirar películas tontas.
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